jueves, 12 de enero de 2017

Masías: territorio y paisaje

Imagen: masía en el PN del Ports (Tarragona). Autor: Javier Cañas Martín.

La vida en el medio rural en España siempre ha sido dura, sobre todo en las zonas más montañosas y aisladas, los habitantes de estas zonas edificaron viviendas útiles, integradas en el paisaje: las masías. Estas edificaciones son parte de nuestro patrimonio histórico y cultural, ejemplificando un pasado basado en el sacrificio y en el trabajo, pero por encima de todo en el respeto al medio natural que daba la vida a las familias que vivían en el medio rural.

En la zona del interior de la provincia de Castellón y Tarragona se encuentran ejemplos magníficos de estas edificaciones, las masías estaban diseñadas para combatir un clima hostil (mucho frío y nieve en invierno y calor en verano) propio de las zonas montañosas y abruptas del interior de estas dos provincias.

Imagen : masía en el PN del Ports (Tarragona). Autor: Javier Cañas Martín

Los habitantes de las masías eran autosuficientes, cultivaban cereales para el pan, tenían huertos para las verduras y plantaban frutales, cuidaban su ganado y también animales para ayudar en las tareas del campo, del bosque que solía rodear las masías obtenían madera para calentarse y plantas medicinales, por tanto tenían cuanto necesitaban de su entorno más próximo. Como el aislamiento y el clima hostil provocaban en ocasiones la falta de alimento, eran grandes administradores y realizaban conservas en épocas de abundancia para cuando fuera necesario, además de esta manera conservaban los productos en condiciones óptimas. 

Las masías son un lugar único, generador de un paisaje integrado en el ecosistema natural y favorecen al medio ambiente (control y limpieza del bosque, los cultivos de secano como olivos y almendros suponen un cortafuego natural ante incendios voraces, la huerta supone un alimento para los animales salvajes). 

Imagen: conjunto de masías del Molinar (El Toro, Castellón). Autor: Javier Cañas Martín.

En algunas ocasiones se creaban pequeñas aldeas, en las que se encontraban varias masías, unidas a otras edificaciones como molinos o almazaras donde los campesinos molían los cereales o obtenían el aceite, de esta manera se fueron formando pequeñas comunidades en las que sus habitantes se ayudaban para subsistir. 

Por desgracia actualmente este modo de vida se está perdiendo y ya son muy pocas las masías en activo, la emigración del campo a la ciudad, la falta de valor económico de la agricultura y de la ganadería de montaña y el envejecimiento de sus pobladores son algunas de sus causas. Entre todos debemos de luchar por preservar la historia y el paisaje que los habitantes de las masías nos han legado, afortunadamente, surgen con más frecuencia proyectos de gente joven, que están volviendo a las masías para realizar proyectos de ecología, agricultora ecológica, custodia del territorio, educación ambiental, cultura y turismo rural. Es necesaria la implicación de las administraciones públicas para preservar este legado, mediante el apoyo a este tipo de proyectos y la incentivación de marcas de calidad para los productos y actividades que se realizan en el medio rural y en las masías.